"Baje la basura: alguien le ha hecho la compra"
Sólo tiene que bajar a tirar la basura, y se llevará como premio un lote muy surtido de alimentos no perecederos.
La imagen habla por sí sola. Si en vez de estar en septiembre, el hallazgo se hubiera producido en fechas prenavideñas, casi podríamos creer que es una de esas "cestas" que se sortean, y que parece que nunca le tocan a nadie. De hecho ésta incluso es más "especial": no hay que comprar ninguna papeleta. Las latas de aceitunas, atún, maíz, pimiento rojo, mezcladas con frascos de mayonesa, de vinagre de módena, de briks de tomate para guisar, que vemos a la derecha, parecen haber sido dispuestas de tal modo que invitan al viandante a confeccionar un menú "callejero" (que no "casero") sobre la marcha. El resto de alimentos permanece dentro de la bolsa que podemos ver a la izquierda.
Alguien le ha hecho la compra, y ha dejado al alcance de la vista una muestra de alimentos para que quien pase cerca de estos contenedores, vaya abriendo boca. El resto de la "compra" permanece en la bolsa. ¿Qué puede haber detrás de esta escena? Como se suele decir, se admiten apuestas. Lo de la cámara lo descarto, por la zona en la que lo he descubierto, aunque nunca se sabe...
¿Podría ser obra de alguien que decide hacer limpieza en su despensa, y de paso se siente solidario, pero le da pereza ir a alguna ong de las que recogen alimentos para la población más desfavorecida? ¿Una forma de caridad anónima? ¿Alguien que ha comprado un piso por la zona y al mudarse descubre en algún rincón que los antiguos inquilinos han dejado todos esos víveres, y la primera reacción es deshacerse de ellos, pese a estar todo en perfecto estado?
Cualquiera de nosotr@s, a estas alturas, está ya más que acostumbrad@ a ver de todo cuando va a dejar sus bolsas de basura en los distintos contenedores. De hecho, hace pocos días, fui testigo de una auténtica boutique de trajes de fiesta de señora, acompañado de un amplio surtido de pares de zapatos y sandalias de ceremonia. Durante unos instantes no daba crédito a lo que veía, ya que, no eran precisamente andrajos. Todo estaba en buen estado, y de hecho el calzado se mostraba, incluso, guardado en sus cajas de origen.
¿Alguien entiende algo de todo esto? A principios de verano, llegué, incluso, a ver al pie de los contenedores, un robot de esos que recorren toda tu casa ellos solitos, y te dejan el suelo como una patena, aunque a mí me siguen dando algo de "yuyu". Quizá al que lo tiró le pasaba lo mismo y se dijo "voy a deshacerme de él antes de que se me suba a la chepa, ó a la mesa, y tenga que compartir cena con él".
Simplemente sea que, quizá, haya gente que no se haya enterado aún de la existencia del llamado "punto límpio" que existe en todas las ciudades ó municipios, donde hay contenedores para depositar ropa, aparatos electrónicos, residuos de todo tipos, aceites usados, etc... Y para donar alimentos también existen otras formas de hacerlo, pero, claro, siempre es más socorrido lo cómodo, lo cercano...
Unos bajan la basura con los residuos del día, y entretanto hay alguien que deja lo que parece una compra recién salida del supermercado más cercano a pie de contenedor. Si alguno de vosotr@s no ha tenido tiempo de llenar el carro este finde, os invito a probar suerte bajando a tirar la basura.
Mientras asistimos a escenas tan surrealistas como ésta, otr@s no podrán hacer la compra en mucho tiempo. Un terremoto ha destruído sus pueblos, con sus tiendas donde ir a comprar lo del día a día, no mucho más tampoco. Pero lo que es peor: les ha dejado sin casa, sin nada, incluso, en muchos casos, les ha arrebatado la vida ó la de muchos de sus familiares.
La desolación es completa, todo se reduce a escombros, a basura. Una en la que no habrá ninguna sorpresa en forma de alimentos de primera necesidad.
¡Sin lugar a dudas, los supervivientes de la catástrofe de Marruecos no van a encontrar ningún "oasis" como el de esta instantánea!