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"La cara y la cruz de la Sanidad"

"La cara y la cruz de la Sanidad"

Es mediodía de un sábado otoñal, 22 de octubre para más señas. Aunque la víspera llovió, la mañana se ha ido abriendo, despejando el cielo y dejando una temperatura agradable. Vuelvo de dar un  paseo por la Avenida de Simón Hernández, una de las vías principales de Móstoles. Ya sé que Móstoles no necesita presentación, pero, por si acaso, os diré que es una ciudad del suroeste madrileño, la segunda en número de habitantes tras la capital de España (alrededor de 210.000 personas censadas). Hay actividad a esa hora en la calle un sábado: matrimonios que vienen de la compra antes de la hora de comer, padres paseando a sus bebés, adolescentes que hablan por el móvil, ajenos a todo... Ajena a todo también iba yo, que simplemente paseaba un rato, cuando antes de llegar a la esquina con la Avda. de Felipe II, me percato de que hay varios grupos de gente parada, comentando entre ellos y mirando a un punto concreto. Al dar unos cuantos pasos más, veo la tremenda escena:  una señora yace en la calle, en decúbito supino ó lo que viene a ser,coloquialmente, boca arriba, y completamente inmóvil

La gente la mira, desde una distancia prudencial, mientras, desde los corrillos se oye de todo: "Dicen que se ha desplomado, y ha caído así, boca arriba", "Madre mía, pobre mujer, a lo mejor se ha abierto la cabeza", "Eso es que le ha dado un infarto y ha caído fulminada". Ya sabemos que en estos casos, nadie se calla, pero, aquí lo importante es preguntar. ¿Alguien ha llamado al 112, ó a quien sea? Es una señora de unos 65 años quien me responde que hace ya rato que su marido llamó a la policía local de Móstoles y a los servicios de emergencia. "Pero están tardando mucho, esto no es normal", añade con preocupación. Yo también empiezo a preocuparme: es angustioso ver a alguien tendido en la calle, que no sabes si está vivo, muerto ó en vías de estarlo pronto si no le llega la atención sanitaria a tiempo.

Casualmente, a unos 18 kilómetros de aquí, es decir en pleno centro de Madrid, todo está dispuesto para que dé comienzo una manifestación que bajo el lema "Por una sanidad pública y de calidad", reúne, sin fisuras, a todos los estamentos de un sector que ya "no puede más". Exigen a la Comunidad de Madrid más recursos para el sistema público de Salud, la mejora de las condiciones laborales de los profesionales y el aumento de la financiación.  Además de las listas de espera para operarse, la falta de de recursos, sobre todo humanos, los visos de privatización, el asunto iba "calentándose" más desde el anuncio reciente de que el gobierno de la Comunidad de Madrid, pretende reabrir los Servicios de Urgencias de Atención Primarias (SUAP, cerrados en la pandemia), sin reclutar más personal, algo que ha causado, con toda la lógica del mundo, un enorme malestar al traducirse esta circunstancia en más precariedad, amén de un exceso de trabajo en las plantillas.
 
Se pueden leer duros testimonios de muchos sanitarios en algunos medios de comunicación escritos que han informado sobre la protesta: "Hemos pasado de ser héroes a que nos den la patada". "Recortes, desmantelamiento y privatizaciones de una sanidad pública que agoniza, por la mala gestión de los políticos que gobiernan la Comunidad de Madrid". "El plan de actuación que tiene el gobierno regional solo va en deterioro de la salud de l@s madrileñ@s, y exigimos que los profesionales sanitarios tengan unas condiciones dignas, para que no tengan que irse a otras comunidades que les mejoran sus condiciones laborales"...

¡Con qué rapidez olvidamos todo, hasta lo más importante! Hemos pasado una pandemia, ellos han estado ahí, en primera línea, dándolo todo, en algunos casos, hasta su vida. Todos hemos estado en sus manos, ahora es el momento de apoyarles, de estar con ellos, de cuidarles, porque, no nos olvidemos, al menos de esto: Cuidar de ellos es cuidar de nosotros, los pacientes, los que ya lo son en estos momentos, y los que lo serán algún día. ¡Mucho salir al balcón a aplaudirles todas las tardes, y, luego, "si te he visto, no me acuerdo"! 
Volvamos a la señora que yacía en una calle de Móstoles, donde, aunque pasaban los minutos, y  no llegaban ni la policía local ni los servicios sanitarios de emergencia, sí lo hacían cada vez más curiosos. Aunque no estaban en la manifestación de la capital, y ni siquiera muchos sabían de su convocatoria, repetían en voz alta cosas muy parecidas: "Parece mentira, si va a hacer media hora que se llamó y aquí no aparece nadie"... "Ay, Dios mío, si parece que la mujer está muerta"... "Ya lo ven ustedes, que a uno le da un jamacuco en plena calle, y ahí se queda tirada, sin nadie que le atienda y se va para el otro barrio en un santiamén"...  De repente, en la lejanía, se empiezan a oir las sirenas, no una sino varias. Cuando se acercan, aquello parece casi una verbena. Según los numerosos testigos, pasa ya de largo la media hora desde que se avisó, y tras descender de un coche la policía local, llega una ambulancia del SUMMA, y otras dos, que, por lo que consigo averiguar, proceden de otros municipios cercanos a Móstoles.  
Algunos de los curiosos comiezan a distanciarse, y otros, directamente, se van. Decido quedarme un rato más, sobre todo por interesarme por el estado de salud de la señora que sigue en el suelo sin mover un músculo. Tras las primeras maniobras de reanimación, consiguen ponerla en la camilla que la sube a la UVI medicalizada. Cuando aquello se empieza  a despejar, abordo con todo el respeto a un sanitario cuyo rostro delata una envidiable juventud. Le pregunto si la señora se va a salvar, me contesta que no lo sabe. Aunque le advierto que no va dirigida a él, lanzo al aire una pregunta en voz alta: ¿Cómo es posible que en una ciudad como ésta, con más de doscientos mil habitantes, tarde casi 40 minutos en llegar la asistencia urgente a alguien que se ha desplomado en la calle? 

El chico sabe que la pregunta no va para él pero la responde, y me dice con los ojos clavados en el suelo: "Si usted supiera, a veces tenemos que hacer malabares para poder atender a todo lo que se nos llama. Falta gente, faltan muchas cosas..." Le miro con empatía  y le transmito toda mi solidaridad hacia él y sus compañeros. Me despido, miro la escena por última vez y doy la vuelta para iniciar el camino hacia mi casa. Voy triste, voy pensando en la señora, ¿Qué será de ella? ¿Tendrá familia? Si es así, ¿Les llamarán pronto? Mientras cruzo un paso de cebra, me digo a mí misma: "Después de ser testigo de algo así, ahora sí que creo que la SALUD (en mayúsculas) es lo que de verdad importa. Pero, claro, si falta, es igual de importante tener quien te atienda, que te puedan atender con rapidez si es algo urgente, porque de ello depende que sigas con tu vida, o, en un instante la pierdas". ¿Vamos a seguir de brazos cruzados? Ya sé que algunos prefieren irse de cañas, y están en todo su derecho, pero algún día, al volver de esa terracita donde te las has tomado, te puedes caer en la calle por diversos motivos, y si no recibes una atención de emergencia, tal vez, sólo tal vez, no puedas volver a quedar con tus amigos para tomarte otra.

"Defendamos la Sanidad pública, defendamos a los profesionales de la salud... 
¡Si ellos están en riesgo... los pacientes también!

2 comentarios

Isidro Jara -

Ojalá la señora haya recuperado pronto la salud. El problema es que nos están desmantelando la salud pública ante nuestros ojos y nosotros aplaudimos. Cuando tenemos una cita con el especialista de la pública para dentro de seis meses y recibimos una llamada de nuestro centro de especialidades:"Señor si Vd. quiere dentro de quince días, se la hacen en el hospital privado... XXX" "Siiiii" contestamos, sin darnos cuenta que estamos engordando con nuestro dinero la Sanidad Privada. "Noooo" contestemos, lo que quiero es que me lo hagan en"mi hospital público" con una plantilla suficiente y bien pagada. No oigamos cantos de sirenas que lo único que quieren es convertir nuestra salud en máquinas de hacer dinero.
Todo el mundo a la calle a luchar por una verdadera va salud pública.

Carlos -

Esperemos que la mujer se haya recuperado y que los servicios de urgencia lleguen con rapidez tras las llamadas.